El fútbol, deporte rey a
nivel mundial, actividad deportiva muy practicada en nuestro país,
específicamente en nuestra urbe Caracas, sobre todo de manera no profesional,
en distintas categorías y ligas no cuenta con una dirección ni supervisión por
ningún ente ni de carácter público ni privado, y de un minucioso análisis
puedo razonarlo de la siguiente manera
para usted digno lector.
El deporte en Venezuela es
proclamado como un derecho en nuestra carta magna en su artículo 111, el cual
podemos leer lo siguiente: “Todas las personas tienen derecho al
deporte y a la recreación como actividad que benefician la calidad de vida
individual y colectiva. El Estado asumirá el deporte y la recreación como
política de educación y salud pública y garantizará los recursos para su
promoción. La educación física y el deporte cumplen un papel fundamental en la
formación integral de la niñez y adolescencia. Su enseñanza es obligatoria en
todo los niveles de la educación pública y privada hasta el ciclo
diversificado, con las excepciones que establezca la ley. El Estado garantizará
la atención integral de los y las deportistas sin discriminación alguna, así
como el apoyo al deporte de alta competencia y la evaluación y regulación de
las entidades deportivas del sector público y del privado, de conformidad con
la ley.
De igual manera tenemos
nuestra novísima Ley del Deporte, en su ámbito de aplicación tenemos en su
artículo 7 lo siguiente: “Las
disposiciones de la presente Ley son de orden público y serán aplicables a la
Administración Pública Nacional, estadal y municipal, a las organizaciones del
Poder Popular, así como a todas las personas naturales o jurídicas de derecho
público o privado que se dediquen a realizar cualquier actividad relacionada
con la práctica, promoción, organización, fomento, administración o alguna
actividad económica vinculada con el deporte, la actividad física o la
educación física…”.
En ese mismo orden de ideas
tenemos que el deporte como derecho universal, también se encuentra encuadrado
en el artículo 8 de la mencionada ley de la manera siguiente: “Todas las personas tienen derecho a la
educación física, a la práctica de actividades físicas y a desarrollarse en el
deporte de su preferencia, sin más limitaciones que las derivadas de sus
aptitudes deportivas y capacidades físicas, sin menoscabo del debido resguardo
de la moral y el orden público”.
Sin embargo, si alguna
persona natural en la ciudad capital, desea de manera un poco más organizada
crear un equipo de fútbol, sin necesidad que tenga rostro jurídico, se
encuentra con que el acceso a las canchas y terrenos deportivos son escasos, y
los que existen pertenecen a instituciones educativas privadas y clubes
sociales, y el resto han sido remodeladas y dotadas con grama artificial con un
objetivo netamente mercantilista, sin que exista un control gubernamental,
supervisión de alguna institución deportiva estadal, ni mucho menos con el ojo contralor
de la federación venezolana de fútbol.
Si nos ajustamos al contenido
de la ley, la práctica del futbol de manera no profesional, no debe tener
limitaciones, salvo físicas o de aptitudes, pero se encuentra limitada en
primer lugar en categorías colegiales al año escolar, es decir de octubre a
julio del año siguiente, y con respecto a categorías llamadas libres o
veteranos, pues a someterse a requisitos que solo derivan a un negocio manejado
en su mayoría por sujetos que no tienen personalidad jurídica para no generar
obligación alguna.
Sumado a todo lo expuesto
tenemos que, si usted amigo lector desea superar todas estas calamidades y
adversidades, e inscribirse en alguna competición medianamente organizada por
algún particular, aun cuando usted desconozca si se trata de una empresa organizadora
de eventos deportivos, de alguna asociación civil o fundación con carácter
deportivo, debe incluso costear altas inscripciones para poder participar y
darle sentido a sus ratos de ocio y esparcimiento.
De todo esto me permito
hacer una reflexión, ¿realmente quienes son beneficiados de la práctica del
fútbol amateur citando solo casos en Caracas?, ¿acaso el deportista? ¿los
administradores de las instalaciones deportivas? ¿organizadores de torneos y
competiciones?, pues yo creo que sin duda alguna el último medianamente
beneficiado lamentablemente debe ser el futbolista no profesional.
Al seguir reflexionando nos
damos cuenta que todo torneo y competición de fútbol amateur, salvo las ligas
colegiales, carecen de registro, supervisión, promoción y cooperación de toda
asociación deportiva gubernamental, estadal o federativa, y no por el solo hecho
de que las asociaciones que se hagan denominar de carácter privado se escuden
en esa condición para no hacerlo, pues resulta, que esa actividad privada no
les llega solo por el hecho de serla, sino porque provienen de delegación
pública, al ser el cuerpo normativo venezolano el que nos permita el derecho a
practicar el deporte, en este caso el fútbol, y el derecho de asociarnos para
para su práctica.
En otros países se le da más
importancia al deporte amateur, se promociona, se proyecta y se fomenta aún más
que la actividad profesional, el fútbol amateur en nuestro país, necesita
dirección, necesita ser promocionado, necesita la tutela de las instituciones
tanto públicas como privadas para así evitar el crecimiento indiscriminado y
desordenado del futbol, y los abusos pendencieros llenos de usura de todo aquel
que ostente la cualidad de administrador de un pedazo de terreno deportivo o
incluso personas naturales que tengan como negocio el organizar competiciones
futbolísticas.
El futbol en Venezuela no es
solo la selección de mayores, La Vinotinto como producto, los equipos de
primera y segunda división, los frutos que hoy vemos maduros nacen de la
actividad no profesional, nacen del deporte amateur sobre todo del colegial que
solo existe en los años escolares. El futbol amateur necesita control, revisión
y supervisión.
Por @rrpier | Rafael Romero P.